Hijos Queridos - Martín Arregui

"Estar preso, por la razón que sea, supone, entre otras cosas y en términos generales, tener cercenada la posibilidad de contacto cotidiano con el afuera. Esa es parte de la pena. Desde las cárceles de la dictadura uruguaya establecer puentes que derribaran los muros tomó infinitas formas de resistencia, de pequeñas, subversivas libertades. Convertidos en tales, retacitos de tela, trocitos de lana, hilos, botones, huesitos de puchero, palitos, construyeron animales, muñecos, pañuelos, bordados, collares, en fin...mensajes de color y amor nacidos en las grisuras de las celdas.
  En este cuadro el artista plástico Martín Arregui recoge algunos de estos mensajes que cada tanto llegaban a nuestras manos desde las de nuestra madre: la promesa de una semilla, una carta que jugaba con el cielo, un muñeco de trapo para acompañar la noche de los niños…"

Este texto fue escrito por Vanina Arregui, hermana del autor, e hija de Gladys Castelvecchi, presa política durante el tiempo que su hijo realizó esta obra. 
El detalle de las texturas, que supo trabajar muy bien en sus grabados Martín Arregui, puede notarse en esa luna de papel remendado, en la vestimenta de un muñeco, en el globo que sostiene, en cada elemento de la obra.  El muñeco se evidencia como flotante gracias a la sombra que proyecta, en todo el cuadro se representa una atmósfera onírica. Los sueños y lo surreal son una temática en común con la obra poética de la madre encarcelada, con  un bordado realizado por ella y que tenemos también en el museo.  Tan surreal como esa especie de escenario que se interpone a las rejas del fondo, sutil golpe de realismo tras bambalinas. Tras ellas se atisba el afuera, una pradera.  Sobre la gris escena, hilos y agujas conectan objetos, símbolos, colores. Una función diferente.

Martìn Arregui nació en 1949 y murió en 1996 a la edad de 46 años.  Sus padres, ambos escritores, fueron presos políticos durante la última dictadura.