Diario - Ibero Gutiérrez

Esta página que inicia el diario de un adolescente empieza con una “advertencia”. Introducción a un universo que desde su gestación se creaba para ser compartido.  A su lado, tres caricaturas.  Un hombre acerca un tenedor y una rama a un insecto volador, un muchacho de lentes y traje a rayas, un hombre de barba con el corazón desbocado, de túnica, doctor o maestro tal vez.
En el acervo del MUME tenemos dos diarios de Ibero Gutiérrez, uno que  empezó a escribir a sus catorce años un 22 de julio de 1964, y un segundo diario que comienza el 16 de junio de 1965.  En su primer diario dice que no reparará en darle lugar en su registro al error, ya sea en la expresión o incluso en la ortografía porque “(...) es así como logro la espontaneidad del pensamiento. Salvo escasas excepciones las cláusulas están construidas sin pensar como hacerlo cuando pensamos (...)”.  Dibujos, anotaciones cotidianas, recortes de prensa,  reflexiones.  Registros que dejan marcas para volver sobre ellas y poner en cuestionamiento al pensamiento y al lenguaje mismos.  Mediante ellos, a la conciencia y a la realidad.  Un adolescente reflexiona sobre su primer diario, en la primer página del segundo.  Pero no es un ejercicio solitario, sino:
“ (…) crear, expresando, una totalidad concreta que abarca “casi” todo lo real, englobando un mayoritario campo de la realidad de un momento concreto (…) En sus Diarios de adolescencia encontramos todas las inquietudes y todas las ramificaciones de su creatividad que desarrollará hasta la muerte.  Estos Diarios expresan lo que fue realmente ese adolescente llamado Ibero Gutiérrez, calibrándolo en toda su humanidad y en toda su cotidianidad, lo que lo une, como un igual, a los jóvenes de hoy.  El arte y la política son modos específicos de la praxis humana – de la humanidad de todos – no de dioses, de héroeso de genios (aunque los haya), donde se raliza el proceso infinito de humanización del hombre”*

*Ibero Gutiérrez. Juventud, Arte y Política, p.80