Ibero Gutiérrez. Pintura al óleo sobre tela.

“La figura del Ché se aborda desde una imagen muy estereotipada hasta una interpretación más sutil en 'Muerte del Ché' con reminiscencias de la obra de Rembrandt 'La lección de anatomía del Dr. Tulp'. Llama la atención un conjunto de tres figuras negras, de una factura más libre, pero cuyos rostros están apenas esbozados”*
En cuadros, bocetos, pinturas abstractas a través de la tipografía o pinturas más figurativas como la que aquí vemos, el Ché atraviesa la obra de Ibero Gutierrez.  Conversó de latinoamericanismo con su tío Methol Ferré, visitó Cuba como ganador de una beca, fue parte estudiantil, artística y militante de una generación que a fines de los sesenta se volcó a la búsqueda de cambios revolucionarios.
Desde lo plástico, nos encontramos con una obra de figuras solemnes, hieráticas, con un tratamiento casi totalmente plano del color, a excepción de la vestimenta de la figura a la izquierda del cuadro. En el fondo ocre, empastes de un amarillo más luminoso que logra resaltar las tres misteriosas figuras negras.  Dos de los tres rostros son inexpresivos, un tercero, apenas más detallado, trasmite tal vez tristeza, tal vez indiferencia.  A la izquierda un muchacho de campera, jean y camisa, parece más joven que el resto del grupo, y observa con las manos en movimiento, en tensión.  La camilla del Ché no es del metal correspondiente al hecho histórico, podría ser de caña tacuara o bambú.
Tres espacios, tres tiempos, o tres dimensiones, se conjugan como planos sin que se pierda la unidad en la totalidad de la composición.

*Alba “Chochi” Platero, en “Ibero Gutiérrez. Juventud, Arte y Política”, p.87